‘’ Carta a mi mejor amiga ’’.
Querida amiga mía:
No
me gusta empezar las cartas con un ‘¿cómo estás?’ ni similares porque pienso
que eso ya está demasiado visto. Mejor empezar a hablar y dejarme llevar por
estas letras y líneas, que me lleven a contarte cosas, que quizás sepas, quizás
no. El tiempo por mucho que pase no tiene porque arruinar amistades, ni separar
amigas que sean prácticamente almas gemelas, como tú y yo. Los recuerdos
siempre serán momentos vividos, ya sean buenos o malos, pero yo quiero que
tanto los recuerdos que conservo, como los que vaya a vivir sean contigo, mi
mejor amiga, mi compañera de locuras, mi alma gemela, mi hermana, mi vida, mi
todo. Recuerdo con mi leve memoria la primera vez que me dijiste ‘Pitu’,
nuestro apodo, nuestra señal, nuestro fiel aliado. Y ahora, después de casi 9
meses desde que dijiste aquello, ese veinte de octubre de 2011, seguimos siendo
amigas, y no solo eso, las mejores. Que es verdad que pese al poco tiempo que
llevamos juntas ya sabemos la vida de la otra, las locuras, los amores, las
lágrimas que derramamos. Y es que cuando una sonríe posiblemente la causa de
esa sonrisa sea la otra amiga que haya hecho lo que estaba en su mano para que
fuese feliz y se olvidara de todo aquellos problemas que la hacen sufrir.
También con cada lágrima que cae por nuestras caras, ya sean muchas o pocas la
otra siempre está ahí para hacer cesar esas lágrimas y provocar una sonrisa de
alegría, por mucho que le cueste.
Ahora te daré las
gracias por todas aquellas cosas que has hecho por mí, sé que suena muy típico,
pero es lo que hay amiga. Empezando por lo dicho, todas aquellas sonrisas que
has puesto y pones cada vez que estoy mal, y también las veces que estoy bien. Pese
a los malos momentos, a los momentos tristes, dificultosos, estresantes, nunca
te ha afectado eso para ayudarme en todo lo que has podido. También te doy las
gracias por todos los momentos que hemos pasado juntas, por todas las risas, los
buenos ratos, porque no todos tienen que ser malos, y por confiar en mí a la
hora de contarme tus secretos, y a la hora de aconsejarte. Por aconsejarme a mí
con mis problemas, ya sean de amor o de familia, pero nunca me has dejado
tirada y eso yo te lo agradezco. Gracias, por ser mi amiga, simplemente por
eso, por ser una amiga, pero de las de verdad, de las que no te abandonan, y
siempre te apoyan. Me gusta recordar todos los buenos ratos que hemos pasado
juntas, todas las locuras que hemos hecho, y todas las fotos que tenemos que
esas locuras. Pero, ¿sabes qué me gusta más que eso? Vivir más momentos
contigo, más momentos inolvidables de esos que vivimos cada vez que estamos
juntas, más de esos en los que no podemos parar de reír, en aquellos en los que
nos tenemos la una a la otra para cualquier cosa, tanto para reír, como para
llorar. Y es por tantas cosas que has hecho por mí, por todo lo que marcaste en
mi vida, y por todo lo que sigues haciendo, yo, mientras escuchas esa canción,
nuestra canción que nunca nos cansamos de cantar y bailar, te escribo esto,
para decirte todo, o al menos, casi todo lo que quería decirte, pues hay muchas
más cosas, pero, ¿sabes? Prefiero decírtelas y vivir las contigo en persona. Y
al final, pero no menos importante, decirte que te quiero, no mucho, sino
muchísimo, que espero que jamás nos separemos la una de la otra, y que me vas a
tener ahí para lo que sea, para apoyarte en todos, y absolutamente todos los
momentos.
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Contigo alcanzo el cielo con un dedo.